En este punto de nuestra evolución espiritual hay una epidemia de adicciones en el mundo. Sólo en los Estados Unidos se estima, conservadoramente, que hay más de 10 millones de alcohólicos, 5 a 10 millones de personas que abusan de las píldoras, 70 millones que tienen más de 13 kilos de sobrepeso y por lo menos 200,000 adictos a la heroína. Alrededor del 26% de la población mayor de 17 años fuma cigarrillos. Alrededor del 23% ha usado marihuana y 64% de ellos tienen entre 18 y 25 años. Muchos de nosotros tenemos varias adicciones: bebemos, fumamos y comemos más azúcar de lo que resulta saludable. Las familias también se encuentran afectadas. Por ejemplo, hay 40 millones de personas que son parejas o hijos de alcohólicos.

 

Todos vivimos nuestras vidas desde cuatro facetas: como seres mentales, emocionales, físicos y espirituales. Hay numerosos programas, clínicas y terapias que abordan la sanación de adicciones en los planos mental, emocional y físico. Este libro no pretende suplantar o reemplazar ninguno de esos enfoques, sino añadir algo destinado al aspecto espiritual de nuestro ser.

Si existimos como criaturas de cuatro facetas, nuestra sanación también debe seguir un camino que incluya estas cuatro facetas. Vemos este libro como un anexo espiritual a los muchos excelentes programas de tratamiento ya existentes, desde los programas anónimos de Doce Pasos hasta las clínicas médicas de desintoxicación. Este libro está hecho con la finalidad de servir como una herramienta espiritual personal para reconectar los aspectos espirituales de ti mismo, de los cuales las adicciones químicas te han desconectado: de tu Ser Esencial y del Espíritu que nos ha creado a todos.

Hace varios años comenzamos este libro. El trabajo de Donna como astróloga y terapeuta y el trabajo de Andrew como sanador y canalizador nos pusieron en contacto con muchas personas que luchaban para salir de sus problemas de adicción. Ambos leímos y trabajamos con las técnicas creadas por los Simontons en su trabajo con el cáncer y sentimos que era tiempo de crear un sistema similar para tratar nuestros problemas de adicción y los de nuestros clientes.

El material de este libro proviene de distintas fuentes. Una parte surgió a raíz de las experiencias personales de los autores, de sus investigaciones y lecturas. Sin embargo, la mayor parte viene de fuentes canalizadas que fueron recibidas durante un periodo de varios años. A menudo el material nos fue dado por guías específicos que son co-autores, sino los verdaderos autores, de este libro; aunque sus nombres no aparezcan en la portada. Buena parte de la información y ejercicios provienen de un colectivo sin nombre de guías desencarnados que, como resultado de su propio trabajo espiritual, están muy preocupados por la salud y la evolución humanas. Los guías específicos que trabajaron con Andrew y con Donna, conocidos como Tayartri, Nindinak y Arrasu, muchas veces fueron anfitriones de otros numerosos co-autores. Conforme tú mismo te vayas abriendo a estas frecuencias, puedes ir recurriendo a estas mismas fuentes en busca de guía e información.

Un guía en particular, nativo americano de procedencia, Red Feather [Pluma Roja], nos brindó compañerismo y sabiduría conforme trabajamos para completar este libro. Su pena por el sufrimiento de su propio pueblo, de la humanidad y del planeta, fue transmitida a Andrew y Donna. Esta palpable pena nos dio valor para crear las fuentes de sanación global necesarias para que el genocidio, la pobreza y la desesperación dejen de conducir a la gente a la adicción. La adicción no es un problema aislado, a pesar de la forma en que hemos escrito acerca de ella. La adicción tiene sus raíces en los desequilibrios culturales que nos rodean en todo momento. La sanación de las adicciones no puede estar separada de la lucha continua para crear una sanación global.

Es fácil señalar a los individuos adictos y culparlos de sus adicciones, pero somos parte de un organismo colectivo y en nuestros ciclos de reencarnación debemos aprender lecciones colectivas. L a adicción es un asunto que nos concierne a todos los seres humanos, desde los mismos adictos y sus familiares hasta el resto del mundo. Señalar y desligarse del problema es parte del problema. Las adicciones no se irán hasta que todos entendamos esto y trabajemos para cambiar las condiciones que les dieron lugar.

Es fácil que te culpes a ti mismo o alguien más por tu adicción al café, al azúcar, el alcohol o las drogas. Es fácil que te sientas culpable por los años que has desperdiciado siendo adicto, por el dolor infringido a ti mismo y a otros, por el daño hecho a tu cuerpo y quizá al de alguien más. Es fácil sentir que nunca cambiarás, que nunca sanarás. Es fácil sentir pena por ti mismo o rabia. Es fácil sentir que estás mal y necesitas ser castigado. No negamos la realidad de esos sentimientos, pero vamos hacia ellos en una dirección ligeramente diferente. Para ser sanado en el plano espiritual, necesitas llegar a un lugar de perdón y amor. No puedes llegar a él si te quedas en esos lugares negativos. Si eres adicto a una sustancia, eso ya es castigo suficiente en sí mismo, así es que deja de lado el remordimiento, el resentimiento, la culpa, el castigo y la rabia.

Hay muchas herramientas para sanar, muchas herramientas para la transformación. Cuando los padres de un amigo nuestro se separaron, su padre se llevó la caja de herramientas al mudarse. Su madre, queriendo arreglar la casa, salió y compró nuevos cuadros, pero no había ningún martillo para clavarlos. Nuestro amigo usó uno de los zapatos de tacón alto de su madre para clavar los clavos. Sirvió, pero no era la herramienta adecuada.

La adicción es como eso. Sabes que algo en tu vida necesita ser arreglado o cambiado. Buscas una herramienta para hacerlo, así es que coges el café, el azúcar, un trago o algunas drogas. El impulso es bueno pero la herramienta no es buena. Puede funcionar por un rato, pero al final, un martillo es un martillo y un zapato es un zapato. Puedes clavar clavos con un zapato, pero no puedes sacarlos de nuevo. Las substancias adictivas son herramientas de poder. No son las mejores para hacer el trabajo, pero algunas veces, como en el caso del zapato-martillo de nuestro amigo, son las únicas disponibles. Puedes elevarte por un rato y sentirte bien, pero una vez que la sustancia se atasca en ti, no puedes sacarla. Las herramientas químicas son herramientas de una sola vía, sin embargo, hay otras herramientas, herramientas espirituales que compartiremos contigo. Herramientas que pueden clavar clavos y sacarlos.

Conforme evolucionemos espiritualmente y aprendamos a usar la mente, el cuerpo y el espíritu de una forma más efectiva, la clase de herramientas a las que recurriremos cambiará. En los tiempos antiguos, las herramientas orgánicas naturales que nuestros ancestros encontraron a su alrededor sirvieron bien para elevar la conciencia. En el futuro, encontraremos nuevamente que las herramientas simples nos sirven mejor. En lugar de drogas manufacturadas y alcohol, veremos a nuestros descendientes utilizando cristales y esencias de gemas y plantas. También usarán herramientas simples de la mente como la vi sualización, la meditación y la luz, así como aparatos tecnológicos que no son intrusivos ni adictivos. Con estas herramientas ellos se moverán hacia estados expandidos o alterados de conciencia.

Algunas de estas herramientas son antiguas y han sido redescubiertas de nuevo, así es que ahora están disponibles para nosotros. Otras son piezas de una futura tecnología todavía inimaginable. Con el tiempo nadie necesitará ninguna herramienta de poder sino sus propios cuerpos y mentes para efectuar la transformación. Para tal fin fue creado este libro, para fomentar el movimiento de retirada de las sustancias que dañan el cuerpo al alterar la conciencia, un movimiento hacia herramientas que honran el cuerpo y realizan mejor el trabajo.

No es cierto que las sustancias adictivas sean enteramente malas. Además de recordarte de los impulsos positivos que pueden haberte conducido a la adicción, a menudo hablaremos también de las funciones positivas y el uso adecuado de estas sustancias. No existe nada que sea puramente bueno o puramente malo, así es que las sustancias adictivas son capaces de generar tanto experiencias positivas como experiencias negativas en muchos niveles. El concluir una relación amorosa que devastaba tu vida puede resultar exactamente la experiencia que necesitabas, en otro nivel, para salir de los lugares en los que estabas atorado y llevarte a nuevos y más fértiles sitios. Lo mismo ocurre con las sustancias adictivas que pueden causarte daño en un nivel y sanación en otros.

No recomendamos que busques experiencias negativas como maestros. Hay un nombre para esa escuela de aprendizaje espiritual: masoquismo. Además esas experiencias parecen encontrarnos sin que las busquemos. Sin embargo mencionamos los aspectos positivos de las sustancias adictivas para que puedas comprender lo que te ha impulsado a buscarlas en primer lugar. Entonces puedes honrar a la parte de ti mismo que fue lo suficientemente sabia para entender qué herramientas estabas buscando y apoyar aquella parte de ti que ahora es capaz de tomar mejores decisiones en la gran ferretería de la vida.

Aquí hablamos de adicciones, pero el libro fue escrito para llegar a un amplio rango de individuos. Algunas personas que abusan de las sustancias son de hecho adictas, mientras que otras son químicamente dependientes aunque no físicamente adictas. Los ejercicios y procesos de este libro son tan válidos para la gente a la que se considera adicta como para los que comienzan a comer galletas, los bebedores de seis tazas de café al día, los fumadores semanales de porros y los bebedores nocturnos. Donna también ha usado el término para ayudar a otras personas distintas que también necesitan sanación: los hijos de alcohólicos o de otras familias disfuncionales, aquellos que están severamente deprimidos y aquellos que han sufrido de abusos físicos o sexuales.

El primer paso para sanar una adicción en un plano mental, físico o emocional es diferente, pero en el plano espiritual, el primer paso para sanarte a ti mismo de tu adicción es regresar a la parte de ti mismo que estaba buscando una herramienta para cambiar tu vida. Puedes decir: “Honro la parte de mí que es capaz de hacer cambios en mi vida. Abrazo la parte de mí que busca nuevas herramientas.” Si estás acostumbrado a sentir remordimientos, a enfadarte o culparte a ti mismo por la adicción y los años que pareces haber desperdiciado, puede que te resulte difícil decir: “El impulso de usar una herramienta química para cambiar un problema de mi vida era válido.” Puede ser difícil aceptar y llevar amor hacia esa parte de ti mismo. Pero necesitas hacerlo para llevar a cabo una sanación espiritual de tus patrones adictivos.

La forma en que pensamos y sentimos está condicionada por los hábitos. Después de que aprendemos a amarrarnos los zapatos, lo hacemos de la misma manera una y otra vez, sin pensar en ello; simplemente lo hacemos. Una forma de sanar consiste en reformar nuestros pensamientos. Usar afirmaciones es una excelente manera de hacerlo. Siéntate tranquilamente y prueba estas dos declaraciones: “Abrazo a la parte de mí que es capaz de hacer cambios en mi vida. Abrazo a la parte de mí que busca nuevas herramientas.” Dilo varias veces. Repítelo suavemente para ti mismo y dilo alto y fuerte. ¿Cómo se siente? ¿Puedes permitirte escucharlo dentro de ti mismo para reprogramar tus pensamientos o te resistes a ello?

Para utilizar el tipo de información que contiene este libro, tenemos un ejemplo previo muy exitoso y muy práctico. Generalmente no es muy conocido, ni siquiera entre la mayoría de sus miembros, pero la inspiración para Alcohólicos Anónimos surgió de una experiencia espiritual que tuvo su fundador, Bill Willson. La biografía, Bill Willson describe su total desesperación por la incapacidad de dejar de beber que estaba destruyendo su mente y su cuerpo. En su habitación del hospital, Bill gritó pidiendo un signo de la existencia de Dios, y la habitación se llenó con una maravillosa luz blanca. Tuvo la sensación de estar ante la presencia de un ser espiritual de gran perfección y se llenó de paz y una profunda conciencia de que Dios estaba en todo y de que él era uno con Dios. Después de este despertar espiritual, Wilson no volvió a beber nunca. Salió y fundó A.A., una organización basada en principios espirituales que ha ayudado a cientos de miles de alcohólicos a recobrarse. 1

El reino que Wilson vislumbró en su experiencia transformadora es una realidad espiritual más allá de los límites de lo que conocemos en nuestra vida cotidiana. Es un reino de conciencia pura que no está sujeto al tiempo y al espacio como los conocemos. Una razón principal para la actual epidemia de adicciones es que la mayoría de nosotros hemos perdido nuestra conexión con esta realidad espiritual. Nos hemos vuelto demasiado mecanizados, demasiado racionales, demasiado ocupados y demasiado temerosos de pasar tiempo meditando y conectando con nuestros respectivos Seres Esenciales. Para muchos, las iglesias ya no responden a la necesidad que todos tenemos de esta conexión. Nos hemos vuelto temerosos de nuestra visión interna de realidades superiores y para apagarla, de entre varias, la adicción es una de las principales maneras.

Podemos ver el deseo de sensibilizarnos espiritualmente en muchas de las palabras que usan los adictos: “Quiero elevarme [get high]”. Este término es un reflejo del estado de conciencia alcanzado natural y seguramente mediante una práctica regular de una disciplina espiritual como la meditación o los cantos. Usando una sustancia química, algunas veces uno puede inducir el mismo estado de éxtasis. La diferencia es que la disciplina espiritual está basada en la realidad y a menudo tiene la guía y la protección de un grupo o un maestro. La subida química depende de la naturaleza transitoria del químico, que deja caer la energía cuando se desvanece, dejando a la persona con sentimientos de falta de poder, rabia y frustración sexual. El resultado final de confiar repetidamente en las elevaciones químicas es siempre una bajada espiritual y emocional y un sentimiento de estar en las profundidades, en la oscuridad, lejos de la luz.

Al buscar esa elevación, el abusador de la sustancia retiene un sentido innato de esa realidad, pero lo persigue en la dirección equivocada, esperando que algo externo haga que el sentimiento tenga lugar. El sentimiento de una elevación debe venir de dentro, después de un largo periodo de trabajo y entendimiento consciente. No vendrá en ninguna forma verdadera de cualquier cosa que puedas comparar, pero cuando viene desde el interior, es atemporal e invaluable.

Una tesis principal de este libro es que todos somos mucho más grandes que el yo que conocemos. Hay otros planos y otros estados de conciencia además del estado ordinario de la conciencia diurna. Esa parte de ti que es mucho más grande que el pequeño y temeroso yo que conocemos como “ego”, es inmortal. Algunos le llaman el alma o el Ser Superior; en este libro le llamaremos el Ser Esencial. En el transcurso de la lectura de este libro y trabajando con el material, es muy probable que experimentes al Ser Esencial y esos otros estados de conciencia, como parte de tu recuperación de la adicción.

Es nuestra creencia (y de muchas personas en el camino espiritual) que el Ser Esencial existe más allá de las ataduras del nacimiento y la muerte. Tiene una participación consciente en la planeación de la historia de la vida de un individuo antes de su nacimiento. Busca una variedad de experiencias con las cuales aprenderá y se desarrollará a sí mismo hasta su máxima extensión posible. La adicción puede ser una de estas experiencias, como veremos más adelante. El Ser Esencial selecciona una pareja particular de padres, una localidad y un grupo de eventos –algunos muy dolorosos– que lo llevarán a alcanzar su total desarrollo. Acuerda una serie de tareas qué llevar a cabo y unas habilidades qué dominar las cuales serán su contribución personal al mundo. Todos nosotros retenemos un débil recuerdo de ese conjunto de tareas vitales a las cuales nos referiremos aquí como tu visión personal.

En grupos y sesiones individuales con adictos en recuperación, algunos de los cuales conocerás en las páginas de este libro, hemos trabajado con el material canalizado que se nos ha dado y con meditaciones y visualizaciones. Este material es el resultado de ese trabajo. Te lo ofrecemos, no como LA respuesta al problema de sanar adicciones, sino como un aspecto de la respuesta. Te animamos a buscar otros aspectos de la curación y te deseamos felicidad y salud en tu viaje de transformación.

Este libro es el primero de una guía en dos partes para sanar las adicciones. Serás introducido a tus herramientas básicas de sanación: el poder de la mente, las esencias florales, los elíxires de gemas, las meditaciones guiadas con color, y los cristales. Obtendrás un entendimiento básico del significado espiritual de las adicciones en general. Comenzarás a limpiar tu cuerpo, mente y emociones de patrones adictivos que son comunes a varias substancias. No obstante, en el segundo libro aprenderás acerca de los patrones espirituales detrás de las adicciones a sustancias específicas y las herramientas específicas necesarias para sanarlas. Habrá capítulos sobre el alcohol, la marihuana, la cocaína, la heroína y las drogas sintéticas, así como el azúcar, el tabaco y el café. También encontrarás información sobre los cuerpos sutiles y los chakras e información acerca de cómo las vidas pasadas pueden contribuir a la adicción. Te sorprenderán, como nos han sorprendido a nosotros, algunos datos acerca de estas adicciones y de las urgencias y necesidades colectivas detrás de su aumento y baja de popularidad. A través del trabajo con este libro darás un gran paso hacia la sanación de tus patrones adictivos, pero te recomendamos altamente que también hagas el trabajo con el segundo libro para que te deshagas de los patrones relacionados con tu sustancia o sustancias específicas.

Bienvenido a la aventura de descubrir el reino espiritual y cómo interacciona con tu adicción. Trátate a ti mismo suavemente y ve despacio a través del proceso. Serás más fuerte al final de lo que eras antes de tu adicción porque habrás enfrentado no sólo muchos de los problemas que creó la adicción, sino muchos de los miedos que te llevaron hacia la adicción en primer lugar.»

1. Robert Thomsen, Bill Wilson, N.Y.: Harper and Row, 1979.