Los Germinados: Alimento y Medicina Natural
Germinados, fuente de salud.
Josep Masdeu comparte un detallado informe sobre los germinados, fuentes naturales de energía, mucho más nutritivos y fáciles de digerir que otros alimentos. Si incluyes germinados en la dieta diaria aportarás excelentes propiedades para tu salud.
Comer germinados es incorporar energía a todas las células del cuerpo, favorecen la salud y alargan la vida. Son más nutritivos que las verduras, más digeribles que las frutas, más revitalizadores que las hortalizas; los germinados son un alimento natural y único que debemos incluir en la dieta para conseguir un estado de salud inmejorable.
La germinación «es el proceso por el cual una semilla se transforma en planta». Todas las plantas pasan por un período de germinación, pero no todos los germinados son comestibles. La semilla tiene, fundamentalmente dos partes principales: el embrión y el endospermo (es una reserva que nutrirá al embrión hasta que se convierta en planta). Los valores nutricionales de la semilla aumentan y algunos nutrientes que en una semilla seca no están se formarán al germinar.
Los germinados son de los pocos alimentos que comemos vivos, lo que aumenta mucho su valor nutricional y representan una opción eficaz a los problemas nutricionales modernos.
Los alimentos naturales y principalmente los germinados, utilizados correctamente, facilitan la eliminación de las toxinas y residuos acumulados en el cuerpo y ayudan a evitar enfermedades.
Algunos beneficios de los germinados son:
– Favorecen los procesos de desintoxicación, depuración y eliminación de residuos.
– Fortalecen el sistema inmunitario.
– Son antioxidantes, combaten los radicales libres.
– Estimulan las secreciones del páncreas.
– Facilitan la digestión, activan la regeneración y desinflamación del aparato digestivo.
– Mejoran el funcionamiento intestinal, alivian el estreñimiento, fortalecen el intestino y la flora intestinal, ayudan a eliminar gases y desechos.
– Reducen el índice de colesterol.
– Fortalecen el sistema nervioso.
– Ayudan a mantener la flexibilidad de las arterias y la vitalidad de las glándulas.
– Retrasan el envejecimiento, ya que sus componentes permiten que las células del cuerpo se mantengan
jóvenes durante más tiempo.
– Favorecen el metabolismo por su acción reconstituyente.
– Están recomendados en casos de anemia por su riqueza en clorofila y para personas con el estómago
delicado.
Los germinados son una importante fuente de vitaminas A, C, D, E, Calcio, Magnesio, Fósforo, Potasio, Sodio, Silicio y todo el complejo B. También contienen proteínas completas con todos los aminoácidos esenciales; de 100 gr. de germinados, más del 70% es proteína pura. Los aminoácidos esenciales tiene gran importancia en la dieta porque el cuerpo no los produce y pueden ser ingeridos a través de los alimentos.
– Las semillas que más se utilizan para los germinados son las de los cereales y las leguminosas.
– Los germinados, aunque se pueden consumir crudos, es aconsejable cocerlos un minuto o darles un hervor de unos segundos.
– Los germinados no son aconsejables para personas que sean alérgicas a alguno de los componentes de la semilla germinada o a la clorofila, ni tampoco para las mujeres embarazadas y durante la lactancia.
– Pueden alterar el color de la orina y de las heces. Esto se debe al poder desintoxicante que tienen.
Semillas para Germinar:
– Cualquier semilla de leguminosa (legumbre) o grano de cereal puede ser germinado, los más conocidos:
Alfalfa: uno de los germinados más conocidos. Es una buena fuente de vitaminas A, B, C, D, E, F y K y contiene muchos minerales y enzimas necesarias para la digestión; tiene importantes propiedades depurativas.
Avena: su germinado es el más recomendable para trastornos nerviosos, depresiones y alteraciones del sueño. Contiene vitaminas B y E, proteínas, carbohidratos, fibra y silicio, necesarios para el desarrollo de las estructuras musculares, cerebrales y nerviosas.
Rábano: es rico en vitamina C y potasio, y tiene buen sabor.
Judías: son una fuente excelente de proteínas, vitamina C, A y E y son ricas en minerales.
Guisantes verdes: son ricos en vitaminas B y vitamina C, también en magnesio, fósforo y zinc. Son adecuados para el crecimiento y la vista.
Garbanzos: ricos en carbohidratos, fibra, calcio, proteínas, magnesio, potasio y vitaminas A y C. No producen gases durante la digestión.
Soja: es rica de proteínas y vitaminas A, B, C y E, lecitina. Posee ácido fólico, calcio, magnesio y hierro. Es útil en la menopausia, la fatiga y en los cambios de ánimo.
Lentejas: ricas en proteínas, vitamina C y B1, tienen hierro, cobre y zinc. Aconsejables en situaciones de estrés y para tonificar el cuerpo en épocas de agotamiento.
Girasol: tiene vitaminas B, D y E, ácido linoleico, proteínas, grasas insaturadas, calcio, hierro, fósforo, potasio y magnesio.
Maíz: tiene un alto contenido en magnesio, necesario para conservar la tensión muscular especialmente en el tracto intestinal.
Trigo: es rico en proteínas, magnesio, fósforo y vitaminas B y E. Previene infecciones, regenera las células y sirve para tratar trastornos nerviosos.
Es más seguro confiar en los alimentos que la naturaleza nos proporciona, que creer en las teorías alimenticias y las creencias científicas. Los productos químicos no podrán compararse nunca con el elemento creado por la naturaleza.
Al añadir progresivamente germinados , así como varios alimentos vivos en nuestra dieta habitual, notamos más las necesidades de nuestro cuerpo, ya que al desintoxicarse, nuestro sentido alimenticio y nuestra conciencia van despertando.
Los germinados se digieren y asimilan muy fácilmente por el cuerpo y son para el adulto lo que la leche materna es para el bebé.
Además, son alimentos que no engordan porque aportan muy pocas calorías.
La conservación de los germinados en la nevera depende de que hayan sido guardados bien secos; si es así, pueden guardarse unos 12 o 15 días, aunque es mejor probarlos antes de comerlos para comprobar que no estén amargos.
Por último, hay que añadir lo fácil que es consumirlos. Los germinados son muy útiles en la cocina.
La forma más conocida de comerlos es crudos en ensalada, pero también se pueden tomar licuados en jugos de cítricos naturales, de tomate o de zanahoria. También se pueden añadir a sopas y guisados con otras verduras y al vapor durante unos pocos minutos. Al cocinarlos disminuye algo su valor nutricional, por lo que es mejor comerlos crudos.
Al igual que otros alimentos enérgicos, como las algas o los fermentados, la forma ideal de tomar germinados es en raciones pequeñas y aún mejor si se hace todos los días.
Cultiva tus propios brotes.
– Todo lo que necesitas son unas semillas, un tarro grande y limpio y un poco de tela agujerada asegurada con una liga.
– Remoja las semillas que han sido lavadas y drenadas varias veces a fondo durante las primeras 24 horas en agua limpia y fresca.
– Introduce aproximadamente 1/4 del bote de semillas y cubrelas con agua en el bote cerrado con la tela perforada.
– Almacena en la oscuridad. Luego enjuaga dos veces al día con agua fresca y limpia, y poner en la luz del sol.
– Tus brotes estarán listos para comer en una semana.
Fuente: innatia.com